martes, 10 de noviembre de 2009

Palabreriando en la Olla contra el Crimen Organizado.

Compañeras. Compañeros.

Esta nueva noche febril del Calendario Ollero, viene pisando con pies de lágrimas de caminar el dolor que duele en los huesos de los barrios, donde la pobreza afila los cuchillos de la impaciencia, donde el ultraje cotidiano se sirve frío y sin asco antes del plato principal, la muerte. Donde el silencio impotente alimenta el grito trabado en la garganta, grito que la historia reserva a quienes abajo viven y abajo se desviven. Donde la alegría y la cumbia abrazan la fraternidad pero también la violencia. Donde los muros visibles o invisibles de la sociedad cierran el cerco indiferente, el silencio cómplice, dando pase libre a los perros uniformados del régimen…

Esta Olla quiere decir su palabra sobre el crimen organizado. Una institución inherente al orden capitalista: La institución policial. Institución que funciona como fuerza de choque de quienes tienen el poder y las riquezas. Es el brazo represivo de un estado que al administrar y legitimar el empobrecimiento que provoca el capitalismo, necesita contener el descontento y la rabia que se acumulan segundo a segundo en los arrabales de abajo. La policía es muro de contención y de exterminio de esos que sobran o molestan, es decir, los y las pobres y los y las rebeldes.

La policía, desde que las dictaduras militares arrasaron cualquier tentativa de cambiar el orden establecido, y decretaron el neoliberalismo en Latinoamérica, o sea la dictadura del mercado, donde quienes toman las decisiones son los empresarios corporativos, que quieren privatizar la vida en su totalidad. Esto es, que cada pedazo de tierra, de asfalto, de agua, de aire, cada rincón del alma, los deseos, las conductas, todo tenga un dueño. Y por su puesto ser ellos los dueños globales de todo. El caso es que este sistema hace agua por todos lados, y la policía ocupa el lugar principal en la represión disciplinaria global. Al desmantelar el estado de todas sus funciones sociales de antaño como ser la educación, la salud, el trabajo, los derechos, y vulnerar así hasta el extremo a los sectores sociales más pobres, generan una tensión que tienen que reducir de alguna forma. He aquí la tarea de la policía en particular y del sistema judicial en general... Encerrar a los que roban, con el fin de meterlos de prepo en la carrera penal. Existen varios modelos de solución de conflicto en la democracia burguesa o de mercado, modelo terapéutico; modelo conciliatorio; modelo reparatorio o restitutivo, pero nuestro sistema no considera ninguno de estos, se limita al modelo que genera mas conflictos, el modelo punitivo. Una vez adentro no se sale. Es precisamente lo que espera el sistema judicial. Y la policía es la encargada de exterminar ese torrente de personas que ya no son útiles para el capital y que se dedican a atentar contra la propiedad privada que se les niega.
El problema que tienen los poderosos, es que las leyes a veces son una traba. Entonces hacen ilegalmente lo que la ley no les permite. Por ejemplo la pena de muerte. El gatillo fácil es la pena de muerte legitimada pero no legal, que el estado y la clase empresarial utilizan como mecanismo de control y de terror. La policía es habilitada para saltar todos los pasos judiciales. Detiene, acusa, juzga y sentencia… a muerte… Matan a un pibe para atemorizar a cientos, y siguen matando por que son muchos. Desaparecen a un testigo de genocidio para aterrorizar a los demás, etc.

Entonces tenemos al Neoliberalismo que es el capitalismo en crisis y la globalización de la explotación y el empobrecimiento a escala planetaria, lo que lo fuerza a organizar un Estado de Emergencia. Esta emergencia social es contrarrestada por el Estado Policial y Estado Antiterrorista. Por el encierro y asesinato sistemático de pobres. Represión y judicialización de la protesta social y de la antagonía rebelde.

Pero además, la policía funciona como engranaje dentro del ciclo de producción, consumo y ganancia. Es decir, es un factor que ayuda a administrar, repartir y cobrar las mercancías que los capitalistas venden en negro e ilegalmente. Por ejemplo la droga, las armas, la prostitución, la trata de personas, etc., etc. Son empleados y gerentes en los negocios, y así ayudan a regular los precios de lo que se vende tanto en blanco como negro. Por eso es que la policía tiene autonomía y un peso político propio.

¿Pero qué es lo que hace que se la considere como una necesidad? ¿Qué hace que la sociedad piense que, en el mejor de los casos, es un mal necesario? ¿Por qué hay males que son necesarios? ¿Y quién dice cuales son los otros males que viene prevenir este mal supuestamente menor? Nosotras, pensamos que ese supuesto mal que viene a revertir este mal institucional no es tal. Para los poderosos el mal es la pobreza. Por que sobra. Por que responde de una u otra forma. Por que es su otro, la consecuencia inmediata del mundo injusto, cruel y desolador que ellos ejercen. Y para que las prácticas represivas de la policía sean aceptadas, y hasta exigidas, es preciso que exista un peligro que provoque un terror tal que el razonamiento no tenga lugar de pensar a qué la sociedad le tiene miedo. Es preciso inventar un enemigo, un alguien que la ponga continuamente en peligro. Lo absurdo, y lo verdaderamente serio de todo esto, es que este peligro “inventado” que acecha, los pobres, quieren las pertenencias, la propiedad de los sectores medios y ricos.
Las prisiones están repletas de un 90 por ciento de ladrones y vendedores minoristas de tóxicos. A estos presos comunes, presos pobres, ¿Quién los escucha? Son socialmente despreciados y jurídicamente invisibles.
Pero además, los medios nos repiten continuamente que son capaces de asesinar por eso que quieren. Por lo tanto la vida de la sociedad, su existencia va quedando así prendida a las cosas que tienen. La propiedad se instala en el medio de su propia médula. Y al defender una u otra, defiende las bases mismas sobre las que se posa este sistema de producción brutal… Es decir, la propiedad privada de todas las cosas, incluidas las personas…
Esto no es nuevo, siempre se justificaron todo tipo de genocidios, masacres, exterminios, con ese caballo de Troya llamado peligro.

La policía es la baya de contención del estado de emergencia. La policía es el brazo armado interno de la clase adinerada. Es una cuestión de clase y es “evidente” (entre comillas). Para ellos trabajan, lisa y llanamente. Cuidan sus bancos, sus restoranes, sus casas, sus autos, su dinero, sus hijos, su vida llena de lujos y vulgaridades.

Son torturadores sin tienen que serlo. Son violadores si pueden serlo. Y son verdugos por que pueden serlo. Asesinan por que son entrenados para hacerlo. Una vez que entran en la fuerza, son formados en el arte del sadismo y la humillación, para que ese sea el trato con los barrios de los cuales ellos también provienen.

Muchos pibes son obligados a salir a robar para la policía por sus antecedentes penales o por sus adicciones. Y así son convertidos en empleados prescindibles. Cuando tienen que cambiar la figurita los matan y pasan a otro. Pero hay algunos que se niegan a trabajar para la policía. Estos son perseguidos con esmero. Hay pibes, bandidos urbanos, que como los bandidos rurales, roban y reparten parte del botín con el barrio en el que viven. Es el caso del Frente Vital, que entre otros atracos robó un camión de la serenísima y lo llevó al barrio para que los pibes tomen leche y yogurt… tiempo antes de ser fusilado por la policía…

Nuestra digna rabia es la prueba de que este mundo no da para más, así como esta. Somos un embalse que la historia sabe acumular hasta hacerlo estallar por los aires. ¿Acaso la experiencia del pueblo griego, que salió a la calle por un caso de gatillo fácil, no es una demostración de ese estallido, de ese ya basta de matarnos así nomás, así de impunemente? ¿Y las jornadas en Francia? ¿Acaso no vienen a decirles y decirnos que ya es hora de dejar de aguantarnos nuestra propia muerte eterna, real, podrida?
Cuanto más se cierra el cerco represivo del arriba. Más se abren las respuestas rabiosas del Abajo. Nos matan a los pibes. Nos encierran en la cárcel por pobres o por rebeldes. Nos desalojan de los espacios culturales antagónicos, de las viviendas, nos apalean hasta viviendo en las calles, ¿Qué pretenden? ¿Hasta dónde creen que van a llegar así? La pregunta es: ¿Hasta dónde los vamos a dejar llegar…?

¿Quiénes son los asesinos? ¿Los que se mueren todos los días por enfermedades curables, muertos de olvido, muertos de bronca? ¿Los que mueren a manos de la policía por el simple hecho de ser pobres? ¿Los que están encerrados entre paredes y barrotes por que a los de arriba les sobran, por qué ya no hay más trabajo del que hay, y no va a haber? ¿Quiénes son los asesinos?

¿Quién tiene que dar respuestas? ¿Las madres, los padres, los hermanitos, las hermanas, los tíos, las abuelas que lloran a sus pibes muertos por la policía, muertos para siempre, muertos por la complicidad de la sociedad en la que vivimos?

¿Quién las puede exigir? ¿El estado que se posa sobre millones de muertos desde hace más de doscientos años? ¿Esta maquinaria exterminadora de indígenas, de obreros, de trabajadores rurales, de niñas prostituidas, de niños viviendo en las calles, de militantes…? ¿Qué puede decir el Estado? ¿Quién les da a los que gobiernan la orden de mandar a matarnos con balas, con olvido y con mentiras? ¿Quiénes son los dueños del estado?

¿Y Quién puede venir a exigirnos paz? ¿Los que viven del trabajo ajeno? ¿Esos que andan en autos de charol y exigen más fuerzas represivas para que les cuiden el dinero que nos roban? ¿Esos que despiden trabajadores cuando levantan la cabeza y nos mandan a reprimir cuando nos desborda la dignidad? ¿Esos tecnócratas que le ordenan al estado hacer ajustes para suprimir los presupuestos sociales y bajar la imputabilidad de los menores? ¿Quién? ¿Los dueños inmobiliarios, que dejaron en la calle a miles de personas? ¿Quién? ¿Los medios masivos de información, que tapan las masacres del régimen y justifican las desigualdades embruteciendo el pensamiento, manipulando la información y mintiendo descaradamente?

¿Cuándo nos desilusionaremos del todo, y de todo este absurdo sistema de injusticias naturalizadas…?

¿Cuándo…?


Un abrazo fraterno.

La Olla.

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