martes, 29 de septiembre de 2009

Bienes naturales y comunes: saqueados, contaminados, mercantilizados

¿Qué significa el saqueo, la contaminación y la mercantilización de nuestros bienes comunes?

El saqueo es un proceso complejo que abarca múltiples dimensiones de la vida cotidiana, entre los que se destacan la depredación de los bienes naturales, la mercantilización de la cultura, la privatización de activos públicos y la pérdida de nuestros derechos colectivos. En toda Latinoamérica estamos padeciendo un modelo económico de rapiña que nos expropia, nos privatiza, nos contamina, nos usa y nos desecha.

Los agronegocios -núcleo de poder de trasnacionales como Cargill y Monsanto- imponen la cantidad y calidad de los alimentos que se producen, mientras aumentan los precios sumergiendo a millones en el hambre. La introducción de semillas transgénicas y la consecuente utilización de plaguicidas tóxicos ponen en grave riesgo la salud de los pobladores de las áreas rurales y de quienes consumimos esos productos. El avance de los monocultivos industriales como la soja, de la mano de grupos empresarios como el de Grobocopatel y otros, como Macri, provoca el despojo violento y el desempleo rural, la deforestación y el agotamiento de las tierras donde habitan nuestros pueblos originarios y comunidades campesinas, expulsándolos hacia las villas y asentamientos de los centros urbanos.
Las represas inundan los territorios expulsando a miles de pobladores y destruyendo ecosistemas enteros para darle energía a megaproyectos como los de las corporaciones mineras que, siendo decenas a lo largo de la cordillera, dinamitan montañas y glaciares, y envenenan con metales pesados las cuencas de ríos y aguas subterráneas vitales para el sustento de las comunidades cercanas. Por su parte, los hidrocarburos (petróleo y gas) están en manos privadas. Las trasnacionales como Repsol o la Shell, asociadas a los gobiernos de turno, se enriquecen exportando a precios internacionales nuestras reservas, al tiempo que reciben millonarias subvenciones y beneficios impositivos, mientras que la población sufre los efectos de la “crisis energética”.
Las pasteras como también muchas otras industrias sucias, contaminan y usufructúan la biodiversidad del país, mientras consumen importantes caudales de agua, energía y tierra, que comienzan a escasear en amplios sectores de la población. En las grandes ciudades la vida está precarizada, y la gente atomizada. Los basurales del CEAMSE están sobrecargados y se suman a cientos de basurales informales que, junto a los desechos industriales, son fuente de gravísimas enfermedades. Los ríos que proveen agua a las ciudades también están contaminados. El transporte público está colapsado. Los derechos fundamentales a la vivienda, la salud y a la educación para los sectores populares son cada vez más restringidos y mercantilizados. Las plazas están cercadas y el espacio publico privatizado.
Todo esto es posible por la responsabilidad estructural del Estado, que a través de los sucesivos gobiernos, ha garantizado la profundización del capitalismo extractivo y depredador que genera una separación violenta entre el hombre y la naturaleza, en la que ambas partes son comprendidas como “recurso a explotar”. En todos estos procesos, se trata de “negocios” esenciales interconectados que posibilitan y complementan el modelo de acumulación y saqueo, generando cada vez más concentración de riquezas para los países centrales a base de pobreza y miseria para nuestros territorios y poblaciones.
Desde cada una de sus perspectivas, diversos sectores populares vienen denunciando y resistiendo la colonización violenta y la mercantilización de territorios y sus efectos sobre las condiciones de vida de nuestros pueblos, a la par que proponen y construyen propuestas diferentes de consumo, de producción y de organización comunitaria, hacia la articulación de un proyecto alternativo de sociedad.

Espacio “Chico Mendes” en el Cid.

En este contexto de lucha, van naciendo grupos que proponen diversos tipos de intervenciones. Uno de ellos es el Espacio “Chico Mendes”, un colectivo abierto y en proceso de creación que se viene juntando para pensar e intervenir en torno al saqueo, la contaminación y la mercantilización de nuestros bienes comunes. Su lugar de confluencia es el Espacio de Cultura y Política Popular del Cid, ubicado en un antiguo edificio recuperado en 2002 por la Asamblea del Cid Campeador de la ciudad de Buenos Aires. De este modo se suma a la construcción política y cultural que transformó un banco abandonado en un espacio de resistencia, encuentro y creatividad popular.

¿Para qué nace el Espacio Chico Mendes?

Nuestras respuestas son abiertas, las estamos construyendo. En este andar buscamos no reproducir la fragmentación de estos procesos que aparecen como desconectados e inevitables. Por el contrario creemos que son momentos que asume un mismo modelo de acumulación con repercusiones tremendas en todos los planos de la vida, sea en el campo o en las ciudades.
A través de este espacio intentamos visibilizar y multiplicar experiencias y prácticas que recorren nuestro territorio, que no casualmente son silenciadas en esta gran ciudad, estableciendo puntos de continuidad y potenciando la interconexión de todas estas fuerzas, que luchan y construyen a diario otros escenarios alternativos. Por eso apostamos a la unidad de los grupos que luchan contra la contaminación y el saqueo ambiental, participando de instancias superadoras que intentan articular los esfuerzos en ese sentido. Creemos que uno de los intentos más valiosos en esta línea es la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) y participamos activamente en ella.
Una de nuestras propuestas es consolidar, acrecentar y poner a disposición de quiénes lo necesiten una videoteca y/o archivo de materiales fílmicos, fotográficos, bibliográficos y todos aquellos formatos que contribuyan al intercambio de saberes, sensaciones y experiencias, imprescindibles para luchar contra la mercantilización del planeta y consecuente destrucción de la vida. Un archivo vivo que junto a la diseminación de información sea un disparador de encuentro.
Nuestro objetivo, en esta ciudad a la que se pretende habitada por seres encerrados en el individualismo y lejos de toda problemática ambiental como de una perspectiva colectiva, es poner en acción formas de nucleamiento, articulación y multiplicación que aporten a las resistencias contra el saqueo y la contaminación, así como a la proyección de sus valiosas creaciones.
Sentimos que grupos, colectivos y compañeros desde Buenos Aires podemos tener algo para decir y hacer en relación a todo esto y ahí vamos…

espaciochicomendes@yahoo.com.ar

Angel Gallardo 752 – 3er Piso

¿Qué es la UAC?

La Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) es un espacio de intercambio, discusión y acción conformado por asambleas, grupos de vecinos autoconvocados, organizaciones autónomas no partidarias ni vinculadas al aparato estatal y ciudadanos en general reunidos en defensa de los bienes comunes, la salud y la autodeterminación de los pueblos, seriamente amenazados por el saqueo y la contaminación que el avance de diferentes emprendimientos económicos van dejando o pretenden dejar a su paso.
La UAC nace con el propósito de articular y potenciar las diferentes luchas que en los últimos años han emergido en todo el país para repudiar el avance sistemático de los emprendimientos destructivos, y con la convicción de que la Consulta Popular y la autodeterminación de nuestras comunidades es la única vía para logar un modelo de desarrollo regional sustentable, respetuoso del ecosistema, de las economías regionales y las culturas e identidades locales. Es, a la vez un espacio que asambleas y grupos se han dado a sí mismos, con la simple y básica convicción que la unión hace la fuerza. No tiene una existencia autónoma por encima de quienes la conforman. No existe un comité directivo ni de gestión, ni autoridades, ni voceros. La complejidad del planteo “crecer o desaparecer” se mantiene y depende de quienes la conforman. La diversidad de individualidades es vital, de lo contrario el crecimiento se detiene Se construye a sí misma en su encuentro, en su accionar, en su producción dinámica y colectiva de un mensaje que propone detener la destrucción de seres y ambientes (considerados como un todo), revisar el modo hegemónico actual de producción y consumo, pensar nuevas formas de existencia y relaciones en el planeta.

La UAC fortalece la resistencia al unir voluntades: se convirtió en espacio de intercambio, nuevas relaciones y construcción de saberes e ideas, generó movimiento en el ámbito de los medios de comunicación, nuevas atenciones e interés en sectores militantes y académicos, posibilitó un re-conocimiento de las regiones de la mano de los pueblos y no de las agencias de turismo, comenzó a tejer una nueva forma de relación entre el interior y las capitales, energizó de esperanza a quienes la conforman, evolucionó del no al sí, se nutrió de enfoques globales que intentan explicar las realidades locales, denunció con fuerza las nuevas formas de articulación entre empresas y Estado, redescubrió el arte comprometido y la autogestión. Logró ser espacio de libertad, relación y de origen de una nueva democracia: la popular, que lejos está de los parámetros actuales y con ella de un nuevo lenguaje, a partir del cual aprendemos a construir y comprender el mundo del que sólo somos solo una parte.

www.asambleasciudadanas.org.ar

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