domingo, 11 de julio de 2010

pensamientos post otro bicentenario

Son las diez de la mañana y sentada en mí escritorio toman-do mate observo a mí alrededor. La gente charla sobre el festejo del bicentenario, ¿de que otro tema podía hablarse? ¡Que espectáculo hermoso el del Colón! ¡La cantidad de gente que había! Los músicos, toda la gente coreando la misma canción, ahí, a pesar de las diferencias, éramos todos argenti-nos… Me quedé con esa frase y otras más que vengo escuchan desde ayer a la noche.
Yo podría hablarles a todes del Otro Bicentenario, el de los pueblos, esos dos días hermosos compartidos que me dejaron un sentir dentro difícil de explicar. Tanta gente reunida, dos días en los que no se perdió de vista el porque de otro bicen-tenario. Ahí estábamos todes, pueblos originarios, pueblos excluidos, pueblos que luchan y no claudican ante el poder de turno diciendo que no tenemos nada que festejar, que el cumpleaños del capitalismo no es motivo de festejo para no-sotros. Que 200 años de matanzas, desarraigo, hambre, acu-mulación capitalista y demases no se invisibilizan en un falso nacionalismo, que no nos venden la escarapela y la patria.
Veo a mis compañeres de laburo y sinceramente, no tienen nada que festejar tampoco, pero los espejitos de colores que trajeron los genocidas europeos tienen como bisnietos al con-sumo, espejismo de inclusión que hace que la gente festeje. Hoy temprano me decían, pero yo pasé por el congreso y estaban re de joda, ustedes también festejaban. Me reí, y contesté que claro que bailamos y nos divertimos. Se resiste y se lucha con alegría, algo que cada vez que nos juntamos no se deja de lado. Alegría que hacemos parte de la lucha y que siendo redundante me alegra.
Ahora que hacemos compañeres me pregunto. ¿Cómo se si-gue después de semejante jornadas? No sé como lo vivieron ustedes, para mi fue ¡impresionante! Mucho mucho laburo costó pero cuanta satisfacción ser parte del Otro Bicentenario, mi cansancio se siente poco frente a las ganas que tengo de seguir en la lucha, en la calle, en la olla, en la radio. Mi deseo y mi utopía es que a todes nos haya pasado lo mismo.
Noe de la olla

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