martes, 26 de mayo de 2009

Informe sobre los sucesos de la huerta

Como es sabido por muchos, el lunes 18 de Mayo a la madrugada, las topadoras de Macri con el respaldo ilegal de la vergonzosa Policía Federal (no tenían orden judicial para realizar el desalojo) ingresaron a la Huerta Orgázmika de Caballito.
Algunos compañeros se enteraron en el momento y fueron a defender su espacio. Allí la infantería los corrió y golpeó cobardemente. Enseguida por la mañana, les compañeres que nos fuimos enterando nos acercamos a solidarizarnos cortando Rojas y la vía. Mas tarde una importantísima cantidad de gente marchó por Caballito repudiando lo ocurrido para finalizar nuevamente en Rojas y la vía. Mas allá del dolor que nos produjo a todes ver la destrucción impune de lo que se construyó durante años, la reacción fue buena y muchas organizaciones y compañeres sueltos manifestaron su predisposición para con lo que les compañeres de la Huerta quisieran hacer.
Así es como al día siguiente un grupo de compañeres marchó y escrachó al CGP 6 como símbolo de la política represiva y excluyente macrista en el barrio. Allí otra vez la impune y cobarde Policía Federal corrió a nuestros compañeres que fueron a refugiarse a La Sala, donde nuevamente la Federal violó sus propias leyes burguesas ingresando, sin orden de allanamiento, a este espacio y llevándose a todos los compañeros y compañeras que allí se encontraban.
Previamente, golpeó a muchos, dejando a un compañero en el Hospital por las patadas que recibió en la zona de los riñones.
Una compañera embarazada también fue detenida.
A otro compañero lo mantuvieron en la comisaría separado del resto y sin reconocerlo. Solo lo hicieron cuando quienes iban saliendo decían haberlo visto.
Nuevamente la reacción de todos nosotros fue instantánea y masiva. Acercándonos a la comisaría 11 a exigir la libertad de todos los detenidos. Nuevamente la presencia policial fue grande y provocadora, en varias ocasiones la infantería se cebaba y amenazaba con reprimirnos. Obviamente no nos fuimos de allí hasta que salió el último compañero.
El dolor, la bronca y el odio son indescriptibles. Ellos se sienten impunes, pero sepan que no les va a ser tan fácil borrar con palos lo que venimos construyendo durante años. Los discursos fascistoides legitimantes de la represión vienen de lo más miserable de esta sociedad. Y de este otro lado estamos nosotros, los que, mas allá de nuestras torpezas y nuestra dispersión, tenemos el coraje de poner el pecho cuando un compañero, una compañera (que es lo mas valioso que tenemos) es víctima de los cerdos que gobiernan y de sus mulos cagones y sin alma, esos que visten de azul.

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