lunes, 7 de julio de 2008

Un juego insubordinado!

Nació de un juego la posibilidad de los insubordinados. Y ahora entiendo, de un juego, paradoja de estos niños y estas niñas capaces de invertir hasta el tiempo. Tomados de la mano cruzamos la calle, como si fuésemos una guarda en este cuaderno cotidiano. Para decir, que no pertenecíamos al mundo que se propone, que las vaquitas siguen siendo ajenas y que (como siempre) los gobiernos no nos representan. Un juego hermoso tomarse de las manos y saltar hasta el cielo, como para (juntos) quemar hasta las estrellas.

Como un recuerdo, el que más florece es el “¿Por qué no?” que nos “hizo hacer”.

La premisa simple, insubordinarse.

El pasado me volvió como vuelve a la pizzería el chico del delivery. El ya cansado de citarse “depende de nosotros” dejó de citarse para materializarse, mientras las caras de los compañeros y compañeras de la organización de la olla, se miraban sin mirarse, en realidad mirando lo que podría llegar a venir. A todo esto la policía se escapaba a Marte, porque a nosotros se nos había ocurrido olvidarnos de las leyes. Paradoja. Olvidarse, al fin, de acordarse.

Y entonces, contaba, que olvidando y recordando los comienzos de la olla, empezamos a cruzar y cortamos Corrientes durante dos semáforos. Dos semáforos. Nada. Recuerdo que en el 2002 casi nos llevamos a Marte, también los semáforos. Pero en el 2002 estábamos cortando las calles nosotros, los subordinados de siempre, y también muchos que jugaban a los subordinados (que no es lo mismo que ser niño o niña y jugar en serio, encima invertir hasta el tiempo, que se entienda) Dos semáforos. Mucho. Ahora que pienso en esa olla, me nace decir mucho, me nace agradecer a todos los compañeros y compañeras que hacen de los viernes un espacio de lucha y encuentro, agradecido por ese viernes igual a todos los viernes de olla, y a la vez tan distinto.

Hoy es viernes y hay olla, y no puedo estar porque voy a estar bailando con una murga que supo pisar esos adoquines de Troilo y Corrientes. Pero si se fijan bien, si se ponen a escuchar con atención nos van a escuchar a nosotros, van a escucharse a ustedes y todo lo que fuimos dejando en esa esquina en todos estos años. También van a escuchar a los que no están, a Dario y a Maxi entre otros, a los que (aún pasando los días) llenan de luz nuestros gritos.

Van a ver y a escuchar esa estela tan hermosa y determinante que suelen dejar los compañeros y las compañeras que sueñan, que juegan y que luchan.

Gallego



Pd de la olla: no salio la nota en el boletin por una cuestion de tiempo pero igual muchas gracias Gallego!!

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