El pasado sábado 12 de diciembre, la familia de Sonia Colman, realizaron un mural en Manuel Alberti, partido de Pilar, lugar donde dos años atrás vivía Sonia junto a su familia. El 23 de diciembre de 2007, persiguiendo a dos menores desarmados que habían robado una billetera, el
oficial de la comisaría 3ª de Del Viso, Oscar Benítez, realizó un disparo que asesinó a Sonia, quien se encontraba allí, trabajando.
El responsable de tanto dolor no estuvo detenido ni un minuto, a dos años de provocarle tanto dolor a una familia no fue aún llamado siquiera a declarar. La familia de Sonia nunca fue recibida por el intendente de Pilar.
Al igual que tantas otras familias, que perdieron a sus seres queridos en manos de las fuerzas represivas del estado, por balas, palos o golpes, deben enfrentarse al calvario (como lo calificó Rubén Carballo, padre de un chico también llamado Rubén, asesinado por la policía en la represión desatada en el recital de Viejas Locas en Vélez Sarsfield) que significa sentir la negación que la sociedad ofrece a las víctimas del gatillo fácil, que día a día ven como sus asesinos reciben penas irrisorias.
NECESITAMOS QUE LAS VOCES SE JUNTEN fue una de las frases elegidas por la familia de Sonia, en los mails que circularon en los dias previos a la actividad, y eso fue lo que sucedió, en una pared junto al mural, cada uno escribió lo que sentía, y tanto ese momento como el acto posterior en el que hablaron familiares de distintos casos, quedó en claro la necesidad de
seguir juntándonos y reforzando vínculos, porque únicamente los y las de abajo vamos a ser capaces de detener esta masacre; según los archivos presentados por CORREPI a fines de 2008 la policía mataba un pibe cada 40 horas, este año batieron el triste record y es cada 28 horas.
Con la Olla acompañamos a Antonio Espasa, marido de Sonia y a sus hijas Melisa, Laura y Natalia en el pedido de justicia..
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